Todos tenemos miedo a veces, incluso los papas sienten miedo y rezan para superarlo. Por eso no debemos avergonzarnos, pero sí debemos luchar para vencer nuestros temores. Estas oraciones están pensadas para esos momentos en los que nos sentimos vulnerables, espero que os ayuden.
Oración para no tener miedo
“Quiero vivir sin miedos.
Con una santa indiferencia que hoy no tengo.
Quiero crecer y ser más tuyo, Jesús, pero no sé bien cómo desprenderme de mis miedos.
Por eso te los entrego hoy.
Uno por uno.
Quiero que me abraces para que se me pase el miedo.
Quiero que sostengas mis cobardías.
Estoy tan lejos de ser un valiente, un santo que abraza con pasión la cruz de cada día.
Te pido, Jesús, que me liberes de mis ataduras.
Hazme más tuyo.
Haz que pueda amar como Tú amas”.
Amén.
Salmo 23
“El Señor es mi pastor, nada me falta.
En verdes pastos me hace reposar.
Me conduce a fuentes tranquilas,
allí reparo mis fuerzas.
Me guía por cañadas seguras
haciendo honor a su nombre.
Aunque fuese por valle tenebroso,
ningún mal temería,
pues tú vienes conmigo;
tu vara y tu cayado me sosiegan.
Preparas ante mí una mesa,
a la vista de mis enemigos;
perfumas mi cabeza,
mi copa rebosa.
Bondad y amor me acompañarán
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa de Yahvé
un sinfín de días.”
Oración del Cardenal Eduardo Pironio
Señor,
Hoy necesito hablar contigo con sencillez de pobre, con corazón quebrantado pero enteramente fiel.
Sufro, Señor, porque tengo miedo,
mucho miedo, más que nunca.
Yo no sé por qué, o mejor, sí se por qué:
porque Tú, Señor, adorablemente lo quieres.
Y yo lo acepto.
Pero también escucho tu voz de amigo:
«No tengas miedo, no se turbe tu corazón.
Soy yo. Yo estaré contigo hasta el final.»
Repítemelo siempre Señor,
y en los momentos más difíciles,
suscita a mi alrededor almas muy simples
que me lo digan en tu nombre.
Tengo miedo, Señor, mucho miedo.
Miedo de no comprender a mis hermanos
y decirles las palabras que necesitan.
Miedo de no saber dialogar,
de no saber elegir bien a mis colaboradores,
de no saber organizar la diócesis,
de no saber planear,
de dejarme presionar por un grupo o por el otro,
de no ser suficientemente firme
como corresponde a un Buen Pastor,
de no saber corregir a tiempo,
de no saber sufrir en silencio,
de preocuparme excesivamente por las cosas al modo humano,
y entonces, estoy seguro de que me irá mal.
Por eso, Señor, te pido que me ayudes.
Me hace bien sentirme pobre,
muy pobre, muy inútil y pecador.
Ahora siento profundamente mis pecados.
He pecado mucho en mi vida
y tú me sigues buscando y amando.
Pero te repito, sigo teniendo miedo, mucho miedo.
No lo tendría si fuera más humilde.
Yo creo que me asusta la posibilidad del fracaso.
Temo fracasar, sobre todo, después de que me esperaron tanto.
Pero no pienso que Tú también fracasaste,
que no todos aceptaron tu enseñanza.
Hubo muchos que te dejaron porque «les resultaba dura» y absurda tu doctrina.
Nunca te fue bien, Señor:
te criticaron siempre y quisieron despeñarte.
Si no te mataron antes fue por miedo al pueblo que te seguía.
Pero te rechazaron los sacerdotes; te traicionó Judas; te negó Pedro;
te abandonaron todos tus discípulos
¿y no sufrías entonces?
Y yo, ¿quiero ser más que el Maestro y tener más fortuna que mi Señor?
Jesús, enséñame a decir que sí y a no dejarme aplastar por el miedo.
Oración para cuando tenemos miedo
Padre hay momentos en que he sentido mucho miedo
Momentos desconcertantes y tormentosos y es cuando digo:
Padre acude a mí en éste momento en que tengo miedo.
Acude a mí cuando dudo, cuando me atormento por el dolor y la incomprensión
Acude a mi cuando el Mundanal Ruido me afecta y no lo entiendo
Acude a mí en todo momento en que me veas atormentado por la ignorancia de
pensar que no estás cerca.
Acude a mí cuando me enfermo no solo del cuerpo sino del espíritu
Acude a mí a perdonarme por pensar que no estás cerca
Acude a mí; pues yo te alabo y bajo tu frondoso árbol me acuesto a
dilucidar tus pensamientos y a entonarme con tu Amor y tu Sabiduría.
Así sea
Si orar a Dios cuando hay miedo.
el es nuestra fortaleza nuestro auxilio en la calamidad.